Cajón desastre

Cómo proteger tu hogar del calor con un refugio climático

En un contexto de cambio climático y aumento de las olas de calor, los refugios climáticos se han convertido en una herramienta clave.

Estos espacios sirven para proteger la salud y el bienestar de la población, especialmente de las personas más vulnerables.

Cómo proteger tu hogar del calor con un refugio climático

Pero ¿qué es exactamente un refugio climático? ¿Y cómo podemos crear uno en nuestro propio hogar o comunidad?

Cómo proteger tu hogar del calor con un refugio climático

¿Qué es un refugio climático?

Un refugio climático es un espacio diseñado para ofrecer condiciones térmicas confortables y seguras durante eventos extremos, como olas de calor, olas de frío o episodios de contaminación atmosférica. Su principal objetivo es reducir los efectos negativos del clima extremo sobre la salud, proporcionando un lugar fresco, ventilado y accesible donde las personas puedan resguardarse temporalmente.

Estos espacios pueden ser públicos o privados, interiores o exteriores. Por ejemplo, algunos ayuntamientos habilitan bibliotecas, centros cívicos o polideportivos como refugios durante las olas de calor. Pero también es posible convertir parte de nuestra vivienda en un refugio climático doméstico.

Características básicas de un refugio climático

Un refugio climático eficaz debe cumplir con ciertos criterios:

  • Temperatura estable y agradable: por debajo de los 26 ºC en verano, sin uso excesivo del aire acondicionado.
  • Buena ventilación natural o mecánica, evitando la acumulación de calor y humedad.
  • Protección solar: uso de sombras, toldos o vegetación para reducir la incidencia directa del sol.
  • Accesibilidad: debe ser fácilmente accesible para personas mayores, niños y personas con movilidad reducida.
  • Disponibilidad de agua: contar con acceso a agua potable fresca para prevenir la deshidratación.
  • Conectividad y acompañamiento: idealmente, espacios donde se pueda permanecer acompañado y con posibilidad de contacto con servicios de emergencia si fuera necesario.

Cómo crear un refugio climático en casa

Si no puedes acceder a un refugio público, puedes adaptar tu hogar para tener un refugio climático propio.

Aquí te explicamos cómo:

1. Elige la estancia más fresca

Busca la habitación menos expuesta al sol (preferiblemente orientada al norte o con sombra natural). Asegúrate de que tenga buena ventilación cruzada, es decir, ventanas en lados opuestos para permitir que el aire circule.

2. Mejora el aislamiento térmico

Utiliza cortinas térmicas, persianas bajadas durante el día y ventanas abiertas por la noche para ventilar. Si es posible, instala burletes o aislantes en puertas y ventanas para evitar la entrada de aire caliente.

3. Evita fuentes de calor

Apaga luces innecesarias y aparatos eléctricos que generen calor (ordenadores, cargadores, hornos…). Cocina preferiblemente en las horas más frescas o al aire libre.

4. Humedece el ambiente con moderación

Coloca recipientes con agua o toallas húmedas cerca de ventanas abiertas para refrescar el aire. También puedes rociarte con agua y usar ventiladores para mejorar la sensación térmica.

5. Crea sombra natural

Usa plantas en macetas o trepadoras en ventanas, balcones o terrazas. La vegetación reduce la temperatura del entorno a través de la evapotranspiración.

6. Acceso a agua y descanso

Mantén botellas de agua fresca a mano, ropa ligera de algodón y un asiento cómodo. Si hay personas mayores o enfermas en casa, supervisa su estado con frecuencia.

¿Y si vivo en comunidad?

En edificios con zonas comunes, podéis transformar una sala en refugio climático comunitario. Bastan unas medidas básicas: una sala bien ventilada, sillas cómodas, agua, ventiladores o climatización eficiente y una lista de contacto con los vecinos. Este enfoque refuerza la resiliencia comunitaria frente al calor extremo.

Una solución eficaz contra las altas temperaturas

Los refugios climáticos son una solución accesible y efectiva para hacer frente a las olas de calor, que serán cada vez más frecuentes e intensas. Construir uno en casa no requiere grandes inversiones, solo conocimiento, previsión y una actitud proactiva. Protegernos del calor extremo es una responsabilidad compartida: por parte de las instituciones, sí, pero también desde nuestros hogares y comunidades.

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