El verano no solo significa descanso: también trae consigo nuevos hábitos. Durante las vacaciones solemos dormir más, comer sin horarios estrictos, pasar más tiempo al aire libre o entregarnos a actividades que en el resto del año resultan difíciles de mantener.
Estos cambios generan una agradable sensación de libertad, pero también pueden complicar el regreso a la rutina si no se gestionan con equilibrio.
Cómo encarar los últimos días de vacaciones sin estrés
Con la vuelta al trabajo y al colegio a la vuelta de la esquina, los últimos días de vacaciones son clave para una transición más serena.

1. Disfrutar sin prisas
En lugar de intentar “exprimir” los días libres con agendas llenas, es mejor apostar por planes sencillos y relajados. Un paseo por la playa al atardecer, una comida en familia o un rato de lectura son actividades que ayudan a cerrar la etapa estival con calma, sin sensación de agotamiento.
2. Ajustar horarios poco a poco
La falta de horarios fijos es uno de los grandes lujos del verano, pero también una de las dificultades al volver. Acostarse y levantarse cada día un poco más temprano en los últimos días permite que el cuerpo se adapte antes de regresar al trabajo o los estudios. Así se reduce el famoso “bajón postvacacional”.
3. Recuperar el orden
Dedicar unas horas a organizar la casa, deshacer maletas y preparar la ropa de la semana resulta más útil de lo que parece. Retomar el orden en el hogar transmite sensación de control y ayuda a empezar septiembre con menos estrés.
4. Recordar lo vivido
Las vacaciones no acaban cuando se regresa a casa: los recuerdos pueden seguir alimentando la motivación. Revisar fotografías, escribir un pequeño diario de viaje o compartir anécdotas con familiares y amigos refuerza el bienestar y prolonga los efectos positivos del descanso.
5. Retomar hábitos saludables
Tras semanas de comidas fuera y horarios flexibles, conviene volver a la alimentación equilibrada y a la hidratación adecuada. También es recomendable incorporar ejercicio suave, como caminar o nadar, para que el cuerpo recupere energía de manera natural.
6. Planear el próximo descanso
Tener nuevas metas ayuda a sobrellevar el regreso. Programar una escapada de fin de semana, reservar unos días para otoño o simplemente marcarse pequeñas actividades agradables en el calendario facilita mantener el ánimo alto.
7. La doble vuelta: trabajo y colegio
Para muchas familias, la vuelta a la rutina no se limita al trabajo. El regreso coincide con el inicio del curso escolar de los hijos, lo que multiplica la organización y las responsabilidades. Preparar con antelación libros, material y uniformes reduce el caos de los primeros días. Al mismo tiempo, integrar a los niños en esta preparación les ayuda a adaptarse mejor y a entender que septiembre es también una oportunidad para nuevos comienzos.