La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) de Ourense ha alzado la voz contra la supresión de varias frecuencias del servicio de Alta Velocidad (AVE) en A Gudiña, en vigor desde el pasado 9 de junio.
La entidad advierte de que esta decisión dificulta gravemente el acceso a tratamientos médicos esenciales para los pacientes oncológicos que residen en zonas rurales de la Galicia interior.
La supresión del AVE pone en riesgo el acceso a tratamientos contra el cáncer
Germán Rodríguez-Saá, presidente de la AECC en Ourense, denunció públicamente que este recorte “limita el acceso de pacientes oncológicos a los hospitales de referencia, dificultando tratamientos y seguimientos médicos fundamentales”.

Aseguró que esta situación afecta a un colectivo especialmente vulnerable: personas enfermas que necesitan desplazarse con frecuencia para recibir quimioterapia, radioterapia o revisiones clínicas. “El cáncer no espera, y los trenes tampoco deberían dejar atrás a quienes más los necesitan”, sentenció.
Desde la Asociación insisten en que el transporte público no puede medirse únicamente en términos de rentabilidad económica, sino en función de su papel como servicio público imprescindible. “La distancia más larga no es la que hay entre pueblos, sino la que separa a los ciudadanos de sus derechos”, remarcó Rodríguez-Saá.
La AECC recuerda que el sistema sanitario debe garantizar la equidad territorial en el acceso a los tratamientos, y que muchas personas del entorno de A Gudiña dependen del AVE para llegar a hospitales de referencia como el CHUO en Ourense o centros especializados en otras ciudades.
La entidad se une así a las denuncias de la plataforma Dereito ao Tren, que agrupa a ciudadanos y alcaldes de Galicia, Zamora y el norte de Portugal. Pero su enfoque no es político, sino profundamente humano y sanitario: defender el derecho a la salud de pacientes con cáncer que ya bastante tienen con su enfermedad como para añadir obstáculos logísticos a sus tratamientos.
La AECC de Ourense reclama la restitución inmediata de los servicios ferroviarios suprimidos, recordando que garantizar el transporte no es un lujo, sino una condición indispensable para que todas las personas, vivan donde vivan, puedan luchar contra la enfermedad en igualdad de condiciones.