La diabetes mellitus es una de las enfermedades crónicas más frecuentes a nivel mundial. Se trata de un trastorno metabólico caracterizado por la presencia de niveles elevados de glucosa en sangre (hiperglucemia), consecuencia de un defecto en la secreción de insulina, en su acción o en ambos mecanismos.
La insulina es una hormona producida por el páncreas que permite que la glucosa entre en las células y se convierta en energía. Cuando este proceso falla, la glucosa se acumula en la sangre, lo que con el tiempo puede dañar órganos y tejidos.
La diabetes: causas, síntomas, tipos y tratamientos

¿Por qué se produce la diabetes?
La causa principal de la diabetes es una alteración en el páncreas (que puede dejar de producir insulina) o en la respuesta de las células a la insulina (resistencia a la insulina). Esta disfunción puede deberse a factores genéticos, autoinmunes, ambientales o relacionados con el estilo de vida. Entre los más comunes se encuentran:
- Predisposición genética: tener familiares directos con diabetes aumenta el riesgo.
- Obesidad y sedentarismo: contribuyen a la resistencia a la insulina.
- Factores autoinmunes: el sistema inmunitario puede destruir las células beta productoras de insulina.
- Edad y hábitos de vida: el envejecimiento y la mala alimentación también influyen.
Primeros síntomas y diagnóstico
La diabetes puede desarrollarse de forma silenciosa, especialmente en sus fases iniciales. Algunos síntomas tempranos incluyen:
- Sed excesiva y aumento de la necesidad de orinar.
- Hambre constante y pérdida de peso inexplicada.
- Cansancio persistente.
- Visión borrosa.
- Infecciones recurrentes o mala cicatrización de heridas.
Ante la presencia de estos signos, el diagnóstico se confirma mediante análisis de sangre. Las pruebas más habituales son:
- Glucemia en ayunas: niveles ≥ 126 mg/dl en dos ocasiones indican diabetes.
- Hemoglobina glicosilada (HbA1c): refleja el promedio de glucosa en los últimos tres meses. Valores ≥ 6,5 % son compatibles con diabetes.
- Prueba de tolerancia oral a la glucosa: se mide la respuesta del organismo tras ingerir una carga de glucosa.
Tipos de diabetes
Existen varios tipos de diabetes, cada uno con particularidades en su origen y tratamiento:
- Diabetes tipo 1:
- De origen autoinmune.
- El organismo destruye las células beta del páncreas.
- Se presenta habitualmente en la infancia o juventud.
- Requiere tratamiento con insulina desde el inicio.
- Diabetes tipo 2:
- La más común en adultos, asociada a obesidad y estilo de vida sedentario.
- Existe resistencia a la insulina y, con el tiempo, disminuye la producción.
- Puede controlarse inicialmente con cambios en la dieta, ejercicio y fármacos orales.
- Diabetes gestacional:
- Aparece durante el embarazo.
- Aumenta el riesgo de complicaciones obstétricas y de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.
- Otros tipos menos frecuentes:
- Diabetes monogénicas (como MODY).
- Diabetes secundaria a enfermedades pancreáticas, fármacos o síndromes endocrinos.
Síntomas en personas con diabetes
Además de los síntomas iniciales, cuando la enfermedad progresa pueden aparecer complicaciones si no se controla adecuadamente:
- Hormigueos o pérdida de sensibilidad en manos y pies (neuropatía).
- Problemas de visión (retinopatía diabética).
- Daño renal (nefropatía).
- Mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Infecciones cutáneas recurrentes.
Recomendaciones para el cuidado diario
El control de la diabetes requiere un compromiso constante con el autocuidado. Las principales recomendaciones son:
- Alimentación equilibrada: priorizar frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y limitar azúcares y grasas saturadas.
- Actividad física regular: al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana.
- Control del peso corporal.
- Monitoreo de la glucosa según las indicaciones médicas.
- Revisiones periódicas con el equipo de salud para prevenir complicaciones.
- Evitar el tabaco y moderar el alcohol.
Tratamientos disponibles
El tratamiento depende del tipo de diabetes y de la situación clínica de cada paciente:
- Insulina: imprescindible en la diabetes tipo 1 y en algunos casos de tipo 2. Puede administrarse mediante inyecciones o bombas de insulina.
- Fármacos orales e inyectables (en diabetes tipo 2): metformina, inhibidores de SGLT2, agonistas de GLP-1, sulfonilureas, entre otros.
- Educación diabetológica: clave para que la persona aprenda a manejar su enfermedad.
- Nuevas tecnologías: sensores de glucosa, bombas inteligentes y aplicaciones de seguimiento facilitan el control.

La diabetes es una enfermedad crónica pero manejable. Con un diagnóstico precoz, un estilo de vida saludable y un tratamiento adecuado, las personas con diabetes pueden llevar una vida plena y prevenir complicaciones graves. La clave está en la prevención, la educación y la constancia en el autocuidado.