En los años 80 y 90, los incendios forestales en España y en muchos otros países mediterráneos eran, aunque peligrosos, previsibles.
Se trataba en su mayoría de fuegos de superficie que avanzaban a un ritmo controlable, y que, con medios aéreos y brigadas terrestres, podían contenerse con relativa eficacia.
Incendios de sexta generación: el fuego imposible
Los incendios forestales han cambiado radicalmente en las últimas décadas.

Sin embargo, en la actualidad, los incendios que afectan a nuestras masas forestales han mutado. Son más violentos, más rápidos, más impredecibles. Son incendios de sexta generación.
Los de sexta generación, alimentados por el cambio climático y la gestión ineficiente del territorio, representan un desafío sin precedentes para la extinción y la seguridad pública.
🌡️ ¿Qué es un incendio de sexta generación?
Un incendio de sexta generación es un fuego forestal de comportamiento extremo, altamente energético y autónomo en su dinámica, capaz incluso de generar su propio clima. Este tipo de incendio supera con creces la capacidad de extinción de los medios tradicionales.
Estos incendios no solo se propagan con gran velocidad, sino que pueden cambiar de dirección de forma súbita, saltar cortafuegos, y avanzar contra el viento. Algunos pueden liberar tanta energía que forman nubes pirocúmulos, similares a las que aparecen en erupciones volcánicas o explosiones nucleares, que generan sus propios rayos y reactivan el fuego en nuevos frentes.
🔁 ¿Cómo han evolucionado los incendios en 40 años?
Hace 40 años predominaban los incendios de primera y segunda generación. Eran fuegos que afectaban a zonas rurales o de matorral, con una carga vegetal limitada. La extinción era posible en la mayoría de los casos, y el número de hectáreas quemadas por incendio rara vez superaba las 500.
En los 90, comenzaron a aparecer fuegos de tercera y cuarta generación, más extensos y difíciles de controlar, debido a una mayor acumulación de biomasa por el abandono de las tierras agrícolas, la reforestación sin gestión y una política preventiva todavía insuficiente.
Hoy, los incendios de quinta y sexta generación son una realidad. Son fuegos de gran escala, que afectan simultáneamente a ecosistemas, infraestructuras y núcleos urbanos, y que ponen en riesgo vidas humanas. Un solo incendio puede quemar miles de hectáreas en pocas horas, como ocurrió en Grecia, Chile, Canadá o incluso España en los últimos veranos.
🌍 Causas que los favorecen
- Cambio climático
El aumento global de las temperaturas, la mayor duración de las olas de calor y las sequías prolongadas convierten nuestros bosques en auténticos polvorines. - Abandono rural y exceso de biomasa
La desaparición del pastoreo, la agricultura tradicional y la falta de gestión forestal ha creado un paisaje cargado de combustible vegetal. - Urbanización dispersa
La presencia de viviendas en zonas de interfaz urbano-forestal multiplica el riesgo para la población y dificulta las labores de extinción. - Eventos meteorológicos extremos
Vientos secos, alta temperatura, tormentas secas y humedad relativa muy baja configuran las condiciones ideales para un incendio de sexta generación.
🚒 ¿Cómo se pueden combatir?
No se pueden apagar, al menos en su fase de máximo desarrollo. Los profesionales lo tienen claro: “Un incendio de sexta generación no se combate, se gestiona”, como afirma el experto Marc Castellnou, jefe de los GRAF de los bomberos de Cataluña.
Los medios actuales más eficaces no son los tradicionales, sino los estratégicos:
- Evacuación preventiva y coordinación de protección civil.
- Análisis meteorológico y del comportamiento del fuego en tiempo real.
- Uso de tecnología: drones, satélites, sensores térmicos.
- Maniobras indirectas: creación de líneas de defensa lejos del fuego, quemas controladas o contrafuegos.
- Educación y concienciación ciudadana sobre autoprotección y prevención.
🛡️ Prevención: única estrategia efectiva
Frente a incendios tan destructivos, la única estrategia eficaz es evitar que se produzcan. Esto implica:
- Gestión activa de los montes: clareos, pastoreo, uso agrícola del suelo forestal.
- Políticas de ordenación territorial que limiten la urbanización en zonas forestales.
- Planes de autoprotección en urbanizaciones rurales.
- Educación ambiental y cultura de fuego: la población debe conocer los riesgos y cómo actuar.
Los incendios forestales ya no son solo fenómenos naturales, sino el síntoma de un modelo insostenible de gestión del territorio y del impacto del cambio climático. Los de sexta generación son, en esencia, fuegos del futuro que ya están aquí. Ignorarlos no es una opción. Solo una política integral que combine prevención, ordenación territorial y adaptación climática podrá reducir su frecuencia y minimizar sus efectos.

