Cajón desastre

¿Son los incendios forestales un negocio en España?

Cada verano, mientras helicópteros sobrevuelan las sierras y los informativos abren con imágenes de montes devorados por las llamas, una pregunta incómoda sobrevuela como el humo: ¿quién se beneficia de tanto incendio?

Porque el fuego, además de devastación y miedo, mueve dinero. Y aunque nadie lo diga en voz alta, hay sectores que tienen intereses económicos directos o indirectos en que haya incendios forestales.

¿Son los incendios forestales un negocio en España?

No se trata de conspiraciones, sino de estructuras económicas, decisiones políticas y modelos de gestión que convierten los fuegos en parte de un engranaje donde el monte, literalmente, arde… y alguien cobra.

En este artículo analizamos con datos y ejemplos si los incendios forestales pueden convertirse en un negocio para algunos.

🔥 El negocio de apagar incendios: millones en contratos públicos

España invierte cientos de millones de euros al año en la lucha contra el fuego. Cada comunidad autónoma firma contratos millonarios con empresas privadas de medios aéreos, logística, seguridad o vigilancia forestal.

Los datos lo demuestran:

  • Solo en 2024, Andalucía destinó más de 180 millones de euros al operativo contra incendios.
  • Galicia, por su parte, adjudicó más de 60 millones a empresas de helicópteros y brigadas.
  • El coste por hora de vuelo de un helicóptero de gran capacidad ronda los 3.000 a 6.000 euros.
¿Son los incendios forestales un negocio en España?

¿Quién se beneficia?

  • Empresas de helicópteros y aviones cisterna
  • Compañías de vigilancia forestal
  • Proveedores de equipos de extinción
  • Brigadas subcontratadas por administraciones

¿Significa eso que haya alguien provocando incendios para cobrar? No necesariamente. Pero sí existe un sistema económico que depende de que cada verano haya fuego. Y eso, en términos estructurales, es un riesgo.

💶 Intereses en la gestión del monte: del abandono al fuego “útil”

En zonas rurales donde el monte ha sido abandonado, algunos propietarios recurren al fuego como “herramienta de limpieza”. Quemar matorral es ilegal sin autorización, pero sigue ocurriendo.

¿Y por qué lo hacen?

  • Es más barato que desbrozar
  • Regenera pastos para el ganado
  • Elimina maleza que impide el uso de la tierra

Aunque se trata de prácticas condenables y peligrosas, la lógica económica está clara: queman para ahorrar dinero.

En muchos casos, los responsables no son grandes empresarios, sino pequeños propietarios rurales o ganaderos. Pero el patrón es el mismo: el fuego se convierte en un medio para un fin económico.

🏗️ Recalificaciones y urbanismo: ¿se construye sobre el monte quemado?

Una de las teorías más repetidas tras los incendios es que se queman terrenos para construir. Y aunque la Ley de Montes impide edificar en suelo forestal quemado durante 30 años, existen excepciones legales:

  • Si el cambio de uso está justificado por “interés público”
  • Si se trata de infraestructuras clave (carreteras, industrias, etc.)
  • Si el plan urbanístico estaba aprobado antes del incendio

En la práctica, esto permite recalificaciones tras el fuego.

Ejemplos conocidos, aunque polémicos, han aparecido en Baleares, Valencia o Andalucía. Basta con que un ayuntamiento justifique la necesidad del proyecto y obtenga aprobación. El fuego puede acelerar procesos urbanísticos dormidos.

🌲 Repoblaciones y subvenciones tras el incendio

Cuando el monte arde, llegan fondos públicos para su recuperación:

  • Ayudas europeas para repoblación forestal
  • Subvenciones a ayuntamientos y propietarios afectados
  • Contratos para empresas de reforestación, limpieza y vallado

En teoría, todo es necesario y bienintencionado. Pero en la práctica, puede suceder esto:

  1. Se quema un monte privado sin gestión
  2. El propietario solicita ayudas para repoblar
  3. Recibe fondos públicos para una finca que, antes del fuego, no generaba ingresos

El fuego revaloriza el terreno porque activa dinero público.

🐑 El “negocio” de regenerar pastos

En zonas como Galicia, Asturias o Castilla y León, hay incendios que coinciden año tras año en las mismas áreas de pastoreo. No es casualidad.

Algunos ganaderos o comuneros provocan incendios para mejorar la calidad de los pastos. La hierba brota más fuerte tras el fuego, y es más apetecible para el ganado.

La ley lo prohíbe, pero probarlo es difícil. Y el beneficio económico es directo: más alimento, menos coste de forraje.

👩‍⚖️ ¿Se castiga este negocio? La justicia va por detrás

Aunque el Código Penal castiga con dureza los incendios provocados (hasta 20 años de prisión), la mayoría de los fuegos quedan impunes. Menos del 5% de los autores son identificados.

Esto crea una sensación peligrosa: el fuego sale gratis a muchos. Y si además hay incentivos económicos, el riesgo de incendio deliberado se multiplica.

🔍 ¿Y el sistema refuerza la prevención? Poca inversión en evitar el fuego

Uno de los problemas estructurales es que se invierte más en apagar que en prevenir. Y eso alimenta un ciclo perverso:

  • Poco dinero para limpieza, pastoreo o silvicultura activa
  • Monte más sucio y peligroso
  • Más incendios
  • Más gasto en extinción
  • Más beneficios para el sistema de emergencia

El resultado: el fuego se vuelve estructural, recurrente y rentable para algunos sectores.

Sí, hay quien gana dinero con los incendios (aunque nadie lo diga)

No hay una gran conspiración organizada detrás de cada incendio, pero sí existe una economía que gira en torno al fuego. Empresas, propietarios, ganaderos e incluso administraciones tienen, en ocasiones, incentivos perversos que convierten los incendios en una fuente indirecta de ingresos.

Mientras no se reforme el modelo de gestión forestal y no se apueste de verdad por la prevención, el monte seguirá ardiendo, y algunos seguirán ganando.

Porque aunque lo neguemos, el fuego también cotiza.

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