La Noche de San Juan, celebrada cada 23 de junio, es una de las festividades más mágicas del calendario.
Con orígenes paganos y vinculada al solsticio de verano, esta noche se ha convertido en una celebración popular en numerosos puntos de España y del mundo, marcada por el fuego purificador, los deseos y la música.
Magia, fuego y tradición: la Noche de San Juan
El fuego es el gran protagonista de la Noche de San Juan. En playas, plazas y aldeas, miles de hogueras arden como símbolo de renovación.
Saltarlas tres veces es una de las tradiciones más extendidas, pues se cree que purifican, ahuyentan lo negativo y atraen la buena suerte. En lugares como Galicia o Alicante, estas costumbres se mezclan con rituales del agua, la naturaleza y creencias ancestrales.
Aunque la festividad coincide con la festividad cristiana de San Juan Bautista, su origen es anterior y está profundamente ligado a la celebración del solsticio de verano, que marca el día más largo del año en el hemisferio norte. Antiguas culturas como la celta ya encendían hogueras en esta fecha para rendir homenaje al sol y pedir protección para sus cosechas.
Cada región celebra San Juan a su manera. En Galicia, por ejemplo, se recitan conjuros como el famoso «conxuro da queimada«, se recogen hierbas de San Juan —como el hipérico, el romero o la ruda— y se dejan a la intemperie para ser utilizadas como protección. En la costa mediterránea, la cita se vive junto al mar, con fuegos artificiales, baños nocturnos y velas encendidas que flotan sobre el agua.
Más allá del folclore, la Noche de San Juan se ha consolidado como un momento de encuentro. Familias, amigos y vecinos se reúnen para compartir cena, música y deseos para el nuevo ciclo que comienza. Es también un homenaje colectivo a la esperanza, al renacer y al poder de los elementos naturales.