La creciente sensación de inseguridad en el barrio ourensano de A Ponte ha llevado a un grupo de vecinos a plantearse una solución comunitaria: la creación de patrullas vecinales.
La medida, impulsada por la preocupación ante robos, agresiones y conflictos ligados a la drogadicción, se perfila como una herramienta ciudadana para disuadir delitos y reforzar el tejido social.
Vecinos de A Ponte se organizan en patrullas ante el aumento de la inseguridad
Las patrullas vecinales consisten en grupos organizados de ciudadanos que vigilan su entorno, comunican situaciones sospechosas y colaboran activamente con las fuerzas del orden. No actúan como agentes de seguridad ni tienen potestad para detener o interrogar, pero sí contribuyen a la prevención del delito mediante su presencia y vigilancia.
En A Ponte, la alarma vecinal ha crecido por la aparición de zonas conflictivas como el parque del barrio, el túnel de la estación en la calle Río Arnoia o la zona de Covadonga.
Los residentes denuncian que estas áreas se han convertido en puntos habituales de consumo de drogas, actos vandálicos y pernoctaciones en la vía pública.
Desde la asociación vecinal se ha solicitado más presencia policial, logrando que el 40 % de los efectivos de la Policía Nacional se destinen a patrullar el barrio. Sin embargo, desde la comisaría advierten que el personal disponible es limitado.

Las patrullas vecinales
La idea de las patrullas vecinales no es nueva. Ya ha sido aplicada en otros barrios y municipios, con resultados variados. Generalmente, estas se organizan en grupos de voluntarios, coordinadores y sistemas de comunicación.
Los grupos de WhatsApp sirven para coordinarse o para alertar rápidamente a la policía en caso de necesidad. Las reuniones periódicas permiten ajustar las estrategias de vigilancia en función de la evolución de la situación.
Los expertos recuerdan que cualquier acción debe estar amparada por la legalidad. Las patrullas no pueden intervenir de forma directa ni actuar como fuerzas de seguridad, ya que podrían incurrir en delitos. Su función debe limitarse a la observación, disuasión pasiva y notificación a las autoridades.
A la espera de que las administraciones locales implementen medidas más efectivas, los vecinos de A Ponte parecen decididos a no quedarse de brazos cruzados. Las patrullas vecinales podrían convertirse en un nuevo actor de la vida comunitaria ourensana, siempre que su funcionamiento se mantenga dentro del marco legal y en estrecha colaboración con la policía.