El empresario ourensano Eduardo Barreiros transformó la industria automovilística española desde sus humildes comienzos en Galicia hasta convertirse en referente internacional.
Eduardo Barreiros nació el 24 de octubre de 1919 en Gundiás, una pequeña parroquia del municipio de Nogueira de Ramuín, en la provincia de Ourense, Galicia.
Barreiros: de mecánico rural a líder de la automoción
Su origen rural marcó profundamente su carácter: emprendedor, ingenioso y con una mentalidad práctica forjada en el entorno agrícola gallego. Desde muy joven, mostró un gran talento para la mecánica, desmontando y reparando motores sin formación técnica formal.
Ourense, tierra de trabajadores incansables y emigrantes luchadores, forjó en Barreiros un espíritu resiliente que más tarde lo llevaría a desafiar el status quo de la industria del motor en una España aún empobrecida por la posguerra.
De Ourense al corazón industrial de España
En 1945, tras la Guerra Civil, Eduardo Barreiros fundó su primera empresa en Galicia: BECOSA (Barreiros Empresa Constructora, S.A.), enfocada en obras públicas. Pronto descubrió una oportunidad clave: transformar motores de gasolina en motores diésel, mucho más eficientes y duraderos para maquinaria pesada. Su sistema fue tan eficaz que en 1951 obtuvo una patente que marcaría el inicio de su ascenso imparable.
En 1952, Barreiros trasladó su actividad a Madrid y fundó Barreiros Diésel S.A., con el objetivo de construir motores propios. En muy pocos años, su empresa se convirtió en uno de los referentes industriales más importantes del país, compitiendo con fabricantes extranjeros y estableciendo una red de producción pionera en España.
Alianza con Chrysler y liderazgo industrial
El gran salto internacional llegó en 1963, cuando Barreiros firmó un acuerdo con Chrysler Corporation, que le permitió entrar en el mercado de los turismos. Gracias a esta colaboración, se fabricaron en España modelos como el Simca 1000 y el Dodge Dart, que modernizaron el parque automovilístico español en una época de fuerte crecimiento económico.
La fábrica de Barreiros en Villaverde (Madrid) fue un símbolo del desarrollo industrial español. Empleó a miles de trabajadores y fabricó camiones, autobuses, tractores y coches que contribuyeron decisivamente a la modernización del transporte y la movilidad en el país.
Obstáculos, internacionalización y legado
En 1969, tras tensiones con el gobierno franquista y dificultades financieras, Chrysler se hizo con el control total de la empresa. Eduardo Barreiros, sin embargo, no abandonó su vocación. Fundó posteriormente DIMISA (Diésel Motores Industrias S.A.) y colaboró activamente con el gobierno cubano para desarrollar la industria automotriz en la isla, siendo reconocido como asesor directo de Fidel Castro.

Barreiros falleció en La Habana en 1992, pero su legado sigue vivo. La Fundación Eduardo Barreiros, dirigida por su hija María Luz Barreiros, preserva su memoria y promueve el estudio de la ingeniería y la automoción. Además, el Museo Eduardo Barreiros, en Valdemorillo (Madrid), expone parte de su legado técnico e industrial.
Reconocimientos y huella imborrable
Eduardo Barreiros recibió múltiples reconocimientos, como la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y la Cruz del Mérito Civil, por su contribución al desarrollo económico e industrial de España.
Hoy, su nombre está ligado a la innovación, la capacidad de superación y el orgullo ourensano. Desde una aldea gallega, Barreiros demostró que el talento no tiene fronteras y que el trabajo duro puede cambiar la historia.