La producción, distribución y comercialización de la energía en España forman un sistema complejo pero bien regulado, donde conviven fuentes renovables y convencionales.
Esta guía explica de forma sencilla cómo llega la electricidad desde las centrales hasta los hogares.
Guía para entender el sistema energético español
El sistema energético en España es una estructura organizada en tres grandes fases: producción, distribución y comercialización. Aunque a menudo invisible para el ciudadano, detrás del simple gesto de encender una luz se encuentra una red compleja y bien sincronizada.
Producción: el origen de la energía
La producción energética en España combina diversas fuentes. Según Red Eléctrica de España (REE), en 2024, cerca del 50% de la electricidad generada fue renovable. Las fuentes más importantes son:
- Energía eólica: primera fuente de generación eléctrica, sobre todo en Castilla y León, Galicia y Aragón.
- Energía solar: en fuerte crecimiento, especialmente en el sur peninsular.
- Energía hidráulica: aprovechando los embalses, aunque depende de las lluvias.
- Centrales nucleares: aún activas y estables, aunque con horizonte de cierre progresivo.
- Centrales de gas (ciclos combinados): respaldo para garantizar el suministro.
- Importaciones y otras fuentes: España también importa electricidad y utiliza biogás y residuos.
La generación está en manos de grandes empresas (Endesa, Iberdrola, Naturgy, etc.), aunque cada vez hay más pequeños productores gracias al autoconsumo y las instalaciones fotovoltaicas particulares.
Transporte y distribución: la autopista eléctrica
Una vez producida, la electricidad se transporta a alta tensión a través de una red nacional gestionada por Red Eléctrica de España (REE). Esta empresa pública es responsable de que la electricidad fluya con estabilidad desde los puntos de generación hasta las grandes subestaciones.
Desde ahí, entra en juego la distribución, que lleva la electricidad a media y baja tensión hasta hogares, industrias y comercios. Este servicio lo prestan empresas distribuidoras que operan por zonas, como e-distribución (Endesa), i-DE (Iberdrola), UFD (Naturgy) o Viesgo.
Aunque el usuario no puede elegir distribuidora —depende del área geográfica—, sí puede saber cuál le corresponde mirando su factura.

Comercialización: la relación con el consumidor
La electricidad llega finalmente al usuario a través de las comercializadoras, que compran energía en el mercado mayorista y la venden al consumidor final. Aquí sí hay competencia: cualquier persona puede elegir libremente su comercializadora, que ofrece tarifas fijas, variables o indexadas.
Existen dos tipos de comercializadoras:
- De referencia: asignadas por el Gobierno, pueden ofrecer el Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC), con tarifas reguladas.
- Del mercado libre: ofrecen tarifas personalizadas, descuentos y servicios añadidos.
El consumidor también puede producir su propia energía —por ejemplo, con paneles solares— y verter el excedente a la red. Este modelo de autoconsumo está en expansión y permite reducir costes y emisiones.
Un sistema interconectado y en transición
España está cada vez más interconectada con Europa, lo que permite importar y exportar electricidad en función de la demanda y los precios. Además, el sistema está en plena transformación hacia la descarbonización, con el cierre progresivo de centrales térmicas y el impulso de las energías limpias.
El futuro se orienta hacia una mayor digitalización, eficiencia, almacenamiento con baterías y gestión inteligente del consumo.