Cajón desastre

No es solo el IRPF: así te vacían el bolsillo sin que lo notes

Cuando piensas en impuestos, seguramente te viene a la cabeza el IRPF, ese porcentaje que se queda el Estado de tu sueldo cada mes.

Quizá también el IBI, que te llega religiosamente cada año. Pero lo que muchos no saben es que hay una larga lista de impuestos ocultos que pagamos sin darnos cuenta cada día.

No es solo el IRPF: así te vacían el bolsillo sin que lo notes

Están tan integrados en nuestra rutina que no los cuestionamos. Sin embargo, su impacto es enorme.

Los impuestos que todos conocen (o al menos creen conocer)

Hay impuestos que están bien visibles, y por eso generan más debate. Son los que figuran en tu nómina, en tu declaración de la renta o en los recibos municipales. Los más habituales son:

  • IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas): El clásico. Se aplica directamente sobre lo que ganas.
  • IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles): Lo pagan propietarios de viviendas y locales cada año.
  • Impuesto sobre el Patrimonio: Si tienes muchos bienes o ahorros, este también puede afectarte.
  • Impuesto de Sociedades: Lo pagan las empresas por sus beneficios.
  • Impuesto de Sucesiones y Donaciones: A veces te lo “regalan”, pero Hacienda también quiere su parte.

Estos son los que ves venir. Pero el verdadero golpe al bolsillo llega de forma más sigilosa.

Impuestos invisibles: los que pagas sin darte cuenta

¿Sabías que cada vez que haces la compra, echas gasolina o pagas una factura estás llenando las arcas públicas? Son los impuestos indirectos, y están en prácticamente todo lo que consumes:

  • IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido): Está en casi todo. Ropa, comida, tecnología, restaurantes, entradas de cine… El tipo general es del 21 %, pero hay reducidos del 10 % y superreducidos del 4 % para ciertos productos.
  • Impuestos especiales: Gravan productos como el alcohol, el tabaco o los combustibles. Si llenas el depósito con 60 euros, casi 30 son impuestos.
  • Impuesto sobre la electricidad: Lo ves en cada factura de luz, junto al IVA. Pagar por consumir energía sale más caro de lo que parece.
  • Canon digital: Lo pagas cada vez que compras un móvil, un pendrive o incluso una impresora.
  • Tasas autonómicas y municipales: ¿Tasa de basuras? ¿Vado? ¿Pasar con tu coche por ciertas zonas? Todo suma.
  • Peajes y recargos por uso: Aunque algunos no los llamen «impuestos», muchos servicios públicos llevan un coste adicional que también va al Estado o al municipio.

¿Cuál es el truco?

La clave está en que estos impuestos no los ves separados del precio del producto o del servicio. Ya están incluidos. Y aunque sean pequeños individualmente, el total a final de mes o de año es mucho mayor de lo que imaginas.

El Estado recauda impuestos cada vez que compras, consumes o usas un servicio… y ni te das cuenta.

Para colmo, afectan más a quienes menos ganan. Porque los impuestos indirectos, al aplicarse sobre el consumo, se llevan una mayor parte proporcional de los ingresos de las personas con rentas más bajas.

Un bolsillo más exprimido de lo que parece

Muchos contribuyentes piensan que su esfuerzo fiscal se resume en el IRPF o el IBI. Pero la verdad es que el grueso de lo que paga una persona al Estado puede estar en los pequeños gastos diarios. Desde un café hasta la factura del móvil, todo está cargado de impuestos que pasan desapercibidos.

Así que la próxima vez que pienses que no pagas tantos impuestos, mírate el ticket de la compra, la factura del gas o la gasolina que acabas de echar. Y recuerda: no es solo el IRPF. Te están vaciando el bolsillo cada día… y sin que lo notes.

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