Acoso escolar, otra perspectiva – Artículo de Lucas Casas Vázquez. Maestro de educación especial en el Ceip Plurilingüe Monforte de Lemos.
Estos días se está hablando mucho del acoso escolar por diversos motivos. En primer lugar, hay casos que aparecen en diversos medios que provocan una cierta alarma social al respecto, por otro lado, hay diversas conmemoraciones que tienen como base este tema.
Acoso escolar, otra perspectiva
Concretamente, la Unesco establece el 6 de noviembre como el día internacional contra la violencia y el acoso en el aula. Esta organización reconoce en la justificación de la celebración de este día que la violencia en las escuelas constituye una violación de los derechos a la educación, a la salud y al bienestar de los niños, niñas y adolescentes. Hace referencia también al riesgo de la violencia online y la violencia facilitada por la tecnología.

En esta violencia tecnológica quería detenerme brevemente, una especie de violencia que los que crecimos dándole patadas a un balón Mikasa no llegamos a comprender en toda su magnitud. La propia Unesco afirma que el 58% de las niñas y jóvenes se enfrenta al acoso online. Vale que las estadísticas siempre son cuestionables y que estas cifras son siempre relativas, pero si esto es cierto, implica que si eres una niña de 13 años, es más probable que seas acosada que al contrario.
El dato asusta por sí mismo, pero en realidad me cuesta creerlo, uno que es optimista por naturaleza, siempre piensa que lo dicen las estadísticas, casi siempre es una exageración por exceso o por defecto realizada de manera voluntaria o involuntaria.
Una violencia indetectable
Centrándonos en el tema de la violencia digital, es un tipo de violencia muchas veces indetectable, que se sufre en silencio desde la habitación, desde el camino hasta el instituto o dentro del propio recinto educativo. Uno de los peligros de este tipo de violencia es que puede realizarse prácticamente 24 horas al día, desde un teléfono a otro, mandando wasaps acosadores o imágenes inapropiadas a cualquier hora del día o de la noche.
Es una cuestión educativa, enseñar a los niños y niñas a realizar un uso apropiado de estos dispositivos, así como a denunciar cuanto antes cualquier conducta que les pueda parecer acosadora. Denunciar estas conductas ante los padres, profesores o autoridades es el primer paso para poder detener esa conducta acosadora, tomando las medidas consideradas en los protocolos establecidos para tal fin.
La responsabilidad compartida
Y en último lugar, los adultos, tanto maestros como padres, deberíamos también ser responsables de lo que hacemos o no hacemos con nuestros hijos o alumnos. Los maestros debemos ser vigilantes y estar dispuestos a activar protocolos y tomar medidas al menor indicio de posible conducta acosadora en cualquiera de nuestros alumnos. Por otro lado, como padres, en un par de meses llega Navidad y en la carta a los Reyes de un montón de niños de 10 años en adelante estará escrito un teléfono móvil como principal reclamo navideño. En nuestras manos está depositar o no esta arma de acoso en el bolsillo o mochila de estos niños, cuando en la mayoría de los casos no están preparados para usarlo adecuadamente.
También reconozcamos que estas actitudes acosadoras son impulsadas por la sociedad que hemos construido los adultos y en la que los menores tienen que luchar por desarrollarse día a día. Así que solo reconociendo nuestra parte de culpa e intentando hacer entre todos una sociedad mejor y más respetuosa, estaremos dando el primer paso para intentar solucionar esta preocupante cuestión. Entre todos, hagámoslo posible.
Acoso escolar, otra perspectiva – Artículo de Lucas Casas Vázquez. Maestro de educación especial en el Ceip Plurilingüe Monforte de Lemos.