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DEMOMAFIA, año 2022

DEMOMAFIA, AÑO 2022 – artículo de Phi & Marian (pseudónimo)

En la ciudad en la que vivo, a diario me veo en la obligación de atravesar con mi vehículo un pequeño paso subterráneo.

Este recorrido lo realizo al menos cuatro veces como consecuencia de lo que considero un servicio de movilidad público algo caduco. Circunstancia ésta que reconozco a todas luces como lamentable ya que me obliga a circular todos los días en coche particular.

Desde hace varios meses reparo en que en uno de los muros que preceden al subterráneo ha aparecido un grafiti con un texto enorme que encierra un mensaje totalmente desgarrador.

Debo confesar que la primera vez que lo vi creí haber leído algo diferente a lo que en él se contiene. Mas en esta rutina del ir y venir llega el tiempo en que aquella primera lectura cede su paso a otra bien distinta y me permite ser consciente de lo que en verdad se muestra en aquella pared. Desde ese instante me siento atraído por él. Por la fuerza e influencia que esas grandes letras que lo conforman ejercen sobre mí. Letras que parecen empeñadas en gritar a mi paso una sentida queja, un profundo lamento.

DEMOMAFIA, AÑO 2022

Pasan los días, también las semanas, y ahí, continúa él imperturbable.

¡¡VIVIMOS EN DEMOMAFIA!!

DEMOMAFIA, AÑO 2022

A la izquierda del texto se muestra un emoticón con cara de mucho enfado y a la derecha la representación de lo que puede desvelar la autoría del artista, simplificada en unas bellas letras: F. M. S. G.

Todo parece indicar que una o varias manos anónimas han plasmado en esa pared lo que más tarde se me ha antojado pudiese ser la fotografía más fidedigna del tiempo que nos ha tocado vivir. Es probable que esta reciente obra sintetice en tres palabras, la crónica de nuestro vivir y compartir. Y presente, de igual forma, la denuncia más honesta y el lamento más penoso por mí visto hasta la fecha. Quizá se haya puesto sobre la mesa, la idea del progresivo deterioro de nuestra no tan longeva democracia.

El artista, al que supongo joven y libre, ha hecho un retrato magnífico de la creciente desconfianza española hacia sus instituciones. Hacia todos sus representantes civiles, sindicales, judiciales y empresariales. De igual forma su denuncia ha servido de espoleta para que me apreste a formular más de un interrogante a una sociedad a la que pertenezco y a la que me dispongo a preguntar:

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  • ¿Estamos dispuestos a adquirir un compromiso individual y colectivo que nos lleve a acatar determinados preceptos que favorezcan la construcción de una sociedad justa y excelente?
  • ¿Deben las organizaciones políticas, los sindicatos, los patronos, la Inspección del Estado y las Fuerzas de Seguridad comprometerse con la supervisión necesaria para garantizar que todos los ciudadanos convivan en perfecta armonía con estos preceptos?
  • ¿Cuáles van a ser las herramientas y los recursos técnicos y humanos que el Estado pondrá a disposición de la ciudadanía para denunciar conductas no éticas sean éstas individuales o grupales, dirigidas contra los derechos de las personas?
  • Y, por último, ¿cuáles deben ser los protocolos a seguir por parte de los ciudadanos perjudicados para lograr recabar ayuda y defensa de la autoridad competente frente a los abusos?

Es sabido y se ha documentado que gran número de estas conductas no éticas se ejecutan dentro de unas “Demomafias” integradas por individuos, por lo general mediocres, egoístas y aburridos, que amparándose en una cosmética social y con “compadreos” interesados convierten muy a menudo a uno o varios ciudadanos en objeto de vejación y menosprecio. En la escuela, en el instituto, en el trabajo y en todo ámbito social se manifiestan estas actitudes adoptadas por lo general por “grupillos” de personas, poderosas en número frente a una víctima, casi siempre aislada, que tienen como entretenimiento y finalidad destruir. Por intolerancia racial. Por envidia personal, laboral, académica, social, familiar o sexual. Sencillamente, porque “alguien” sobra.

Las respuestas a las preguntas que acabo de formular servirían para calibrar hasta dónde llega nuestro convencimiento y nuestro compromiso para hacer posible un cambio en nuestro comportamiento individual y social. Estoy convencido de que sin él no sería posible.

Sin una evolución adecuada hacia un comportamiento ético excelente la igualdad y la libertad, poco a poco se verán dañadas y asistiremos al nacimiento de un sin número de Demomafias que impondrán a su criterio y antojo un único pensamiento.

El cambio de rumbo por tanto debe de emprenderlo la ciudadanía dentro de su cotidianidad para que esas conductas intolerantes y carentes de toda ética dejen de reproducirse de forma dañina contra honestos ciudadanos.

Los acosos que se producen a diario en todos los ámbitos de la vida lo son ante la mirada cómplice de unos “suricatos” humanos -culpables- que lo validan activamente con su silencio, con la miserable y escandalosa cobardía de no ponerse del lado de las víctimas y sí de parte del agresor o agresores justificando su inacción por no ser ellos mismos en un futuro los que puedan llegar a tener problemas con el grupo. Actitudes excluyentes, inmorales, delictivas y miserables que denuncio con fuerza, aquí y ahora, para invitarles a ustedes a poner manos a la obra y aprestarse a socorrer de la forma que sea a las personas perjudicadas por este malévolo y extendido proceder reflejando además con su pluma un testimonio de las mismas.

¡Neguémonos por tanto a las Demomafias!

De existir castigo, éste deberá recaer sobre los instigadores de tales conductas porque son ellos los únicos responsables de que en nuestro modelo de sociedad no participen TODOS los ciudadanos, anulando así la DEMOCRACIA y construyendo lo que Aristóteles llamó DEMAGOGIA y Polibio y otros OCLOCRACIA.

Mientras, sin el compromiso individual y colectivo de hacer frente a estas conductas inmorales, en la ciudad en la que vivo se sigue y se seguirá anunciando la DEMOMAFIA.

DEMOMAFIA, AÑO 2022 – artículo de Phi & Marian (pseudónimo)

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