Un varón de 68 años murió de cancer por no ser diagnosticado correctamente según recoge el propio Servicio Galego de Saúde. Se indica que no se dió la atención necesaria y no se realizaron las pruebas adecuadas para poder diagnosticar a tiempo el cancer que padecía.
La «mala praxis» provocó que el cancer de vejiga que padecía, no fuese tratado y continuase su avance hasta provocarle la muerte. La indemnización que se abonará a la familia del fallecido será de 164.000 euros.
Cronología de una mala praxis
2016 y 2017
En 2016 y 2017, nuestra víctima se realizó los correspondientes análisis en el servicio de urología del CHUO. En ambas pruebas, el resultado era de «positivo por malignidad«.
Aunque esta persona contaba con antecedentes de carcinoma de vejiga, no se realizaron más pruebas ni se informó al paciente de la preocupante situación.
Al empeorar su estado de salud, el varón ingresó en urgencias en diciembre de 2017. Diagnóstico, cólico renal, alta y para casa.
1 de enero de 2018
En enero de 2018 acude de nuevo a urgencias con fuertes dolores y 39 grados de fiebre. Diagnóstico: Infección urinaria complicada.
Por su estado general, se le ingresa para realizarle más pruebas. En una ecografía se oberva engrosamiento de vejiga y un posible higado metastásico. Resultado: Alta en unos días y analgésicos para el dolor.
23 de febrero de 2018
Al acudir a una consulta dos semanas después, el médico si aprecia la gravedad en la prueba que le habían realizado en el hospital. Le deriva directamente a oncología donde tras realizar pruebas descubren que le paciente presenta: «Astenia, dolor generalizado, ascitis, fracaso renal y dificultades respiratorias«.
Dos días después, el varón fallece.