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La libertad de elegir una profesión

La libertad de elegir una profesión – Axeitos

Vivir es una toma continua de decisiones. Algunas son poco importantes pero otras marcarán tu proyecto de vida. Elegir una profesión es una de esas decisiones.

La libertad de elegir una profesión

Los factores que nos llevan a elegir un camino profesional u otro son múltiples. La historia vital de cada uno, las capacidades que consideramos tener o las que nos asigna nuestro entorno, las condiciones laborares que esperamos, o el género con el que nos identificamos son algunas de ellas.

En cada sociedad existen una serie de factores  históricos y socioculturales que nos asignan ciertos roles según nuestro género, lo que se espera que hagamos o no hagamos. Se llaman estereotipos de género y nos influyen en ocasiones con tanta sutileza que podemos tener la ilusión de elegir libremente algo que ya se esperaba de nosotros. Y si realmente es así ¿Cuánto hay de libertad real en esa decisión?

Las consecuencias de ser mujer en una profesión

Resulta curioso ver a nuestro alrededor que profesiones como la educación social, enfermería, enseñanza, fisioterapia, por poner algunos ejemplos, están desarrolladas fundamentalmente por mujeres. Me pregunto si tendrá algo que ver el hecho de que exigen tareas vinculadas a la educación, al cuidado o al soporte emocional, es decir, roles que las sociedades patriarcales han vinculado históricamente al sector femenino de su población.

Interesante es estudiar el salario medio de estas profesiones en igualdad de condiciones frente a otras de sectores más masculinizados ¿es posible que eso tenga que ver con la brecha salarial?

La libertad de elegir una profesión
La libertad de elegir una profesión

Me surgen decenas de preguntas. ¿Y si nos paramos a pensar cuántas de estas profesionales de la educación social, de la fisioterapia, de la peluquería ostentan cargos de alta responsabilidad? ¿Cuántas de estas mujeres rompen prescripciones de género y se dedican a crecer profesionalmente dejando de atender “otros asuntos”? ¿O cuantas tienen una duplicidad de trabajo asumiendo retos profesionales y manteniendo la sobrecarga de las exigencias familiares? ¿Cuántas aceptan un ascenso a cambio de vivir lejos de sus hijos de lunes a viernes? Y las mujeres que deciden hacerlo  ¿Qué penalizaciones sociales reciben? ¿Nos preguntaríamos lo mismo si el ascenso se lo ofreciesen a un hombre?

Sí, lo sé, son muchas preguntas y pocas respuestas. Sin embargo creo que cuantas más dudas nos planteemos más cerca estaremos de encontrar buenas respuestas y proponer soluciones. ¿Qué os parece, os apuntáis?

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