Cajón desastre

Un largo camino que le llevó a la poesía

Enrique Gámez Clemente podría decir que recorrió un largo camino que le llevó a la poesía y a publicar tres libros que han recibido una buena acogida de los lectores.

Con 24 años, Enrique Gámez puede presumir de haber publicado tres libros de poesía pero también puede decir que tuvo que tomar muchas decisiones para llegar a su destino.

Un largo camino que le llevó a la poesía

Nacido en Jódar, provincia de Jaén, Enrique Gámez comenzó los estudios de Finanzas y Contabilidad, carrera que abandonó. Tras un periodo trabajando de comercial de seguros decidió regresar a la universidad para iniciar sus estudios de Derecho.

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Tras estos periodos de cambio, en 2021 vio como le publicaban «Rompecabezas de una mente rota». Este libro contiene según el autor «heridas abiertas generadas por el amor, el tiempo, la soledad, la muerte incluso la propia existencia. La vida siempre me supuso un problema y más cuando me detuve a examinarla».

En el año 2022 llegaba la publicación de dos nuevos libros. «En el patíbulo» y «Bailando con la muerte».

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Este último libro, «Bailando con la muerte», muestra la preocupación del autor con el futuro del planeta. Recogemos a continuación el poema «Una merecida derrota», incluido en el libro.

Un largo camino que le llevó a la poesía

Libro «Bailando con la muerte»

Una merecida derrota

No habrá pingüinos
ni vaquitas marinas
ni osos polares
ni gorilas de montaña
ni elefantes
ni pandas…

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Se secarán ríos, acuíferos
y cuencas fluviales.

Notaremos la poquedad de agua potable…

El oxígeno será un bien impuro y escaso.

Se producirán desabastecimientos y robos en supermercados
y tiendas de comestibles.

No llegará la primavera, ni el otoño…

La luz se ocultará tras el gas de nuestro desengaño.

Personas hambrientas masticarán
carne de personas hambrientas.

Nos abandonarán especies vegetales.

Habrá fuegos avanzando incontrolables.

Se cometerán más asesinatos y atrocidades
en una década
que en el cómputo global del resto.

Nuestros océanos como ollas a presión.

Nuestro cielo atezado rugirá
como el Vesubio.

Los suicidios serán en masa.

No habrá carreteras, ni farolas,
ni burdeles, ni bares de copas,
ni museos, ni cines, ni fábricas
ni conversaciones
a las que acudir.

Naufragará la felicidad
y se olvidarán los bailes de salón.

No habrá paseos, ni acantilados,
ni playas de arena blanca…

El hielo de nuestros polos se derretirá por completo,
activaremos
la bomba climática más grande jamás vislumbrada.
(El permafrost humillará lo de Nagasaki e Hiroshima).

La humanidad se encerrará en burbujas metálicas y hormigón
armado.

Y antes o después nos extinguiremos.

Como siempre tuvo que ser.

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