Una tijera es por definición una herramienta. Existe una gran variedad de tijeras. Tenemos tijeras para uso escolar, tijeras de uso profesional, tijeras de uso doméstico y tijeras adaptadas para todo tipo de usuarios.
A estas alturas todos reconocemos la utilidad de este recurso. Sería complicado imaginarnos la vida sin tijeras y siendo sinceros ¿qué pensaríamos sobre una persona que no sabe hacer un uso adecuado de ellas?
Ese es el motivo por el cual enseñar a nuestras hijas/os a usar tijeras es una aspecto fundamental en su educación hoy en día. ¿Cuál es el momento ideal para introducir el uso de las tijeras en el repertorio de habilidades de nuestras hijas e hijos?
Si lo pensamos bien el uso de esta herramienta no está exento de riesgos para las/os menores. Entregar una tijera a una niña/o sin pautas concretas para su uso, sin supervisión del adulto responsable puede convertirse en una experiencia desagradable, para nuestras/os hijas/os y para su entorno.
Sin embargo, la realidad en la que vivimos nos muestra la necesidad de enseñarles a recortar desde muy pequeños. Desde los colegios y en nuestro hogar entrenarlas/os en el uso de las tijeras abre una puerta de posibilidades ante ellos.
Mientras aprenden a usarlas, comparten una realidad con sus compañeras/os, adquieren recursos y destrezas para resolver situaciones con éxito en la vida. Tal vez las tijeras se conviertan en las herramientas de su profesión futura.
¿Por qué no ofrecer tijeras a nuestras/os hijas/os con la finalidad que tienen? Enseñemos con tiempo y dedicación el buen uso de ellas como lo que son, herramientas humanas que han sido creadas por y para prosperar. Porque las tijeras no son “buenas” o “malas” para nuestros menores, las tijeras son herramientas y lo que las hace “un recurso” o “un problema” es el uso que nuestras/os hijas/os han aprendido a darles.
Hablemos ahora de los smartphones. ¿Cuál es vuestra opinión?
